Micro historia

Estoy contigo querido amigo.

Hoy me desperté en casa ajena. Me vestí, mire por la ventana, y como vi que iba a ser un muy buen día decidí salir a la terraza esperando toparme de frente con los primeros rayos de sol del alba.

Y al salir fuera me encontré cara a cara con un canario dentro de su jaula. Estaba acurrucado, inmóvil en el único palito que tenia para posarse.

Detrás de esa cara inexpresiva, de esos ojos negros que son todos pupilas vi su alma. 

Pude sentir ese desaliento de ser prisionero. Esa resignación del que no tiene un mañana. Ese fuego extinto, aun humeante, y abandonado a su suerte.

La primera vez que me veía y ni siquiera se miovio.

Parecía no importarle mis intenciones.

Supongo que llevaría tanto tiempo allí que ya no le importaba nada.

Yo lo mire con ternura, y quiero creer que el también supo interpretar mi alma.

Yo intente decirle; Como no te voy a entender si vengo de un país subdesarrollado de América del sur donde únicamente los jóvenes de buenas familias tienen el privilegio de tumbarse en el prado a soñar con un futuro. 

Si después de aquel desaliento de país natal me encuentro viviendo en el primer mundo vendiendo mi tiempo de vida por un salario mínimo interprofesional pactado por unos señores que nunca han cobrado tan poco, y en un trabajo que para nada me importa.

Estoy contigo querido amigo.

Los dos estamos metidos en la misma jaula.

Compartes condena con todos los artistas que no pueden vivir del arte, con todos los que tienen un sueño que parece inalcanzable y que no se cansan de perseguir. 

Y con todos los presos encarcelados injustamente, ya sea por errores judiciales, por falso testimonio, o simplemente por no pensar igual.

Aguanta pequeño amigo, 

disfrutemos hoy juntos de estos primeros rayos de sol del alba

Dejar un comentario